Lidiando con la Pérdida de Audición
La mayoría de los casos de pérdida de la audición en personas mayores pueden clasificarse en dos grupos principales:
- Pérdida conductiva de la audición
- Pérdida neurosensorial de la audición
La pérdida conductiva implica anormalidades del oído externo o medio tales como cerumen, infecciones del oído, un tímpano roto, líquido en el oído medio o un tumor. Otra posibilidad es otosclerosis , en la cual ocurren depósitos anormales óseos en los huesos del oído medio, normalmente en la mujeres blancas de mediana edad con antecedentes familiares de ese trastorno. El tratamiento para la pérdida conductiva de la audición comúnmente requiere un procedimiento médico o cirugía.
La pérdida neurosensorial implica anormalidades del oído interno o los conductos del nervio hacia el cerebro. Más del 90% de la pérdida de la audición es provocada por un padecimiento de esta categoría. La pérdida de la audición relacionada con el envejecimiento, llamada presbiacusia, es la causa más común de pérdida de la audición en los Estados Unidos. Se caracteriza por pérdida de la audición de alta frecuencia (problemas para escuchar sonidos de tono alto) que se desarrolla poco a poco en ambos oídos. Otras causas incluyen exposición a ruidos fuertes, efectos secundarios de medicamentos, trastornos autoinmunes, apoplejías , tumores cerebrales y trauma accidental. El tratamiento de la pérdida neurosensorial con frecuencia consiste en usar un tipo de aparato para amplificar el sonido.
Aparatos para Mejorar la Audición
Están disponibles varios aparatos médicos y tratamientos para ayudar a mejorar la audición. Estos incluyen:
- Auxiliares auditivos
- Aparatos de ayuda para escuchar
- Implante coclear
Los auxiliares auditivos son pequeños aparatos electrónicos que se usan dentro o detrás de su oído. Estos amplifican el sonido a medida que llega a sus oídos. Existen dos tipos principales:
- Los auxiliares auditivos análogos son el tipo más común y menos caro. Estos auxiliares amplifican el habla y el ruido de fondo por igual, convirtiéndolos en señales eléctricas. Algunos modelos programables ofrecen ajustes para diferentes ambientes de audición.
- Los auxiliares auditivos digitales son más costosos. Estos aparatos transforman las ondas de sonido en señales digitales. El chip de computadora normalmente se programa para amplificar selectivamente el habla y suprimir el ruido de fondo. Este tipo de auxiliar auditivo ofrece la mayor flexibilidad para programarse y adaptarse a las necesidades individuales.
Los aparatos de ayuda para la escucha están formados por una serie de mecanismos que pueden utilizarse como alternativas o suplementos de los auxiliares auditivos. Una opción barata es hacer que el parlante hable en un micrófono que esta colgado en los audífonos del oyente. Otros aparatos pueden conectar al oyente directamente al sistema de sonido en una televisión, radio, estéreo o lugar público tal como un teatro o la iglesia.
Los implantes cocleares se reservan para personas con pérdida de la audición grave. Este aparato es un receptor aproximadamente del tamaño de una moneda de cuarto de dólar que se implanta quirúrgicamente justo debajo de la piel detrás de un oído. El receptor envía una señal de sonido al cerebro. La persona también utiliza un pequeño micrófono externo detrás de un oído y un procesador del habla que cabe en un bolsillo o en un cinturón.
Ayudándose Usted Mismo a Escuchar Mejor
Es indispensable que le diga a sus amigos, familiares y colegas que tiene dificultad para oír para que ellos puedan ayudarlo. Pídales que le hablen de frente y utilice estos consejos de comunicación del National Institute of Health (NIH):
- Hable más claro y un poco más fuerte de lo normal. No grite puesto que puede distorsionar su habla. Hable a una velocidad razonable y no exagere los sonidos.
- Párese en un lugar bien iluminado; no oculte su boca, no coma o mastique goma de mascar cuando hable.
- Use expresiones faciales o gestos para proporcionar claves útiles.
- Reduzca el ruido de fondo durante la conversación. En lugares públicos trate de hablar alejado de las zonas ruidosas.
- Repita las palabras si es necesario, usando palabras diferentes u oraciones más cortas.
- Trate de ser paciente. Mantenga una actitud positiva y relajada y pregunte cómo puede ayudar.
Salud y Cuestiones de Seguridad
Hable con su doctor para averiguar lo que puede hacer para prevenir otros problemas relacionados con la audición. Por ejemplo, la exposición al ruido fuerte puede empeorar muchos tipos de daño auditivo. Pregunte acerca de limitar el ruido fuerte y utilizar tapones o protectores cuando no pueda evitar los ambientes ruidosos. También pregunte acerca de las precauciones de seguridad que puede tomar en situaciones que implican claves auditivas tales como manejar o cruzar calles. Obtener el cuidado médico que necesita puede ayudarlo a aprender mejores formas de enfrentar su pérdida de la audición.
FUENTES ADICIONALES DE INFORMACIÓN:
American Speech-Language-Hearing Association
http://www.asha.org
American Academy of Audiology
http://www.audiology.org/consumer
American Academy of Otolaryngology - Head and Neck Surgery
http://www.entnet.org
Fuentes:
Hearing aids. National Institute on Deafness and Other Communication Disorders. Disponible en: Www.nidcd.nih.gov/health/hearing/hearingaid.asp. Accedido el 20 de enero de 2004.
Hearing loss. National Institute on Aging. Disponible en: Www.niapublications.org/engagepages/hearing.asp. Accedido el 20 de enero de 2004
Hearing loss and older adults. National Institute on Deafness and Other Communication Disorders. Disponible en: Www.nidcd.nih.gov/health/hearing/older.asp. Accedido el 20 de enero de 2004
Isaacson JE, Vora NM. Differential diagnosis and treatment of hearing loss. American Family Physician. 2003; 68: 1125-1132.
Presbycusis. National Institute on Deafness and Other Communication Disorders. Disponible en: Www.nidcd.nih.gov/health/hearing/presbycusis.asp. Accedido el 20 de enero de 2004
Yueh B, Shapiro N, MacLean CH, Shekelle PG. Screening and management of adult hearing loss in primary care: Scientific review. Journal of the American Medical Association. 2003; 289: 1976-1990.
Último revisado Febrero de 2004 por Rhonda Kaufman, MD
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