Desde 1970 hasta 2002, la tasa de partos por cesárea en los Estados Unidos aumentó del 5% al 26% y continua en aumento. Desde que fue reconocido por primera vez, se han hecho esfuerzos para reducir el número de cesáreas. Estos esfuerzos incluyen el hacer a un lado la entonces opinión prominente de que "Una vez por cesárea, siempre será por cesárea." En su lugar, los doctores fueron alentados a recomendar que las mujeres con antecedentes de parto por cesárea intenten partos vaginales subsecuentes. De manera consecuente, la proporción de partos vaginales después de una cesárea (ej. VBAC) aumentó del 3% en 1981, hasta un 31% en 1998. Sin embargo, esta tasa se desplomó al 13% en el 2002, debido a un aumento aparente en el riesgo de ruptura uterina y preocupación sobre la mortalidad materna y fetal.

Sin embargo, hasta hace poco, ningún estudio bien diseñado había proporcionado evidencia concluyente ni a favor, ni contra la observación de que el VBAC sea menos seguro que las cesáreas repetidas. Por lo tanto, miembros de la Maternal-Fetal Medicine Units Network del NICHHD (National Institute of Child Health and Human Development), llevaron a cabo un estudio prospectivo de 4 años de duración de más de 30,000 mujeres - todas con antecedentes de parto por cesárea - que dieron a luz ya sea por parto vaginal o por cesárea repetida. El propósito fue comparar los resultados adversos para ambos, la mamá y el infante, entre los dos métodos.

Los resultados de este estudio, publicados en el número del 16 de diciembre del 2004 de la New England Journal of Medicine , confirma la especulación previa: Aunque el riesgo absoluto fue bajo, el VBAC estaba asociado con un riesgo ligeramente mayor de ruptura uterina, infección uterina y, daño cerebral en el infante por falta de oxígeno.

Acerca del Estudio

El estudio fue llevado a cabo desde 1999 hasta 2002 en 19 centros médicos académicos en los Estados Unidos. Todas las mujeres con antecedente de cesárea que estaban embarazadas de nuevo con un feto único y normal fueron consideradas para el análisis. De estas 45,988 mujeres, 17,898 (39%) se sometieron a parto vaginal (ej. un VBAC), mientras que 15,801 (34%) eligieron repetir la cesárea. Las mujeres restantes fueron excluídas del estudio porque habían tenido una cesárea repetida no elegida debido a complicaciones durante el embarazo o el trabajo de parto, o bien, no tenían la documentación respecto al método de parto.

Los resultados perinatales fueron comparados entre los dos grupos de parto. Resultados maternales adversos incluyeron: Ruptura o interrupción uterina, histerectomía (extirpación del útero), coágulos sanguíneos, endometritis (infección del revestimiento uterino), transfusión sanguínea y muerte; los resultados adversos neonatales incluyen; nacer muertos, daño cerebral por niveles bajos de oxígeno y, muerte.

Enfermeras capacitadas revisaron los registros médicos para determinar los resultados perinatales, otros detalles del procedimiento del parto, información demográfica e historial médico. La información sobre los recién nacidos se recolectó hasta por 120 días después del parto.

Los Resultados

Los resultados mostraron un aumento ligero en el riesgo total de complicaciones tanto maternas como para el infante para las mujeres que intentaron partos vaginales en lugar de repetir el parto por cesárea.

Tasa de Exito del Parto Vaginal

La tasa de éxito global para el parto vaginal después de una cesárea (VBAC) fue del 73%, lo que significa que el 27% tuvieron que recurrir a una sección cesárea después de un intento fallido de un parto vaginal. Entre las mujeres que intentaron un parto vaginal, 124 (0.7%) experimentaron una ruptura uterina. Cuando el medicamento oxytocina fue administrado para inducir el parto, el riesgo de una ruptura uterina aumentó a pesar del método final de parto.

Resultados Maternos

La endometritis materna y la necesidad de transfusión sanguínea fueron 1.6 y 1.7 veces más comunes con el VBAC que con la cesárea repetida - un ligero aumento en el riesgo. No hubo diferencia significativa en el riesgo de una histerectomia o muerte materna entre los dos métodos. En este estudio, sólo 10 de las 33,699 mujeres murieron a consecuenica del parto - eso es menor al 0.03%. Tres de las mujeres que murieron se sometieron a un parto vaginal, mientras que siete tuvieron una cesárea repetida; sin embargo, sólo dos de estas siete muertes fueron atribuidas directamente al procedimiento de la cesárea por sí mismo. Sólo 88 mujeres requirieron histerectomía. Después de ajustar otros factores relevantes, el riesgo total de un resultado materno adverso fue casi el doble (1.96 veces mayor) para aquellas que intentaron un parto vaginal, en comparación con aquellas que eligieron someterse a una cesárea repetida.

Resultados de los Infantes

En este estudio, dos infantes murieron durante el parto y 20 murieron poco después del nacimiento, pero no hubo diferencia estadística en las tasas de muerte fetal entre los dos métodos de parto. Sin embargo, la incidencia del daño cerebral debido a la falta de oxígeno fue significativamente más alta entre los partos de VBAC, en comparación con los partos por cesárea (12 contra 0 acontecimientos). Para poner este aumento del riesgo en perspectiva, los investigadores determinaron que se necesitarían 588 cesáreas repetidas antes de que un infante fuera salvado de un resultado adverso por parto vaginal.

Para determinar todos los resultados anteriores, los investigadores controlaron muchos otros factores que pudieran influir en sus resultados; edad materna, raza o etnia, estado civil, hábito de fumar durante el embarazo, tipo de seguro en el momento del parto, padecimientos médicos subyacentes, número de partos por cesárea previos, número de partos vaginales previos (si los hubo) y, peso al nacer del infante actual.

¿Cómo Le Afecta Esto?

Si bien los riesgos totales de complicaciones severas por parte de cualquier métodos son bajos, este estudio no sugiere que una vez que una mujer tiene una cesárea, probablemente sea más seguro apegarse a este método en los partos subsecuentes. Sin embargo, el estudio no sugiere que la VBAC no deba intentarse jamás. De hecho, la posibilidades de un resultado desfavorable fueron, en apariencia, muy pequeñas y con seguridad vale la pena discutirlas con algo de detalle con su obstetra con tiempo de anticipación.

Otro punto a considerar es que pude haber cierta predisposición en el diseño de este estudio. Aquellas mujeres que eligieron intentar un parto vaginal después de una cesárea previa pueden haber tenido ciertas características no identificadas que las hacen ya sea más o menos vulnerables a un resultado adverso.

Los partos vaginales son claramente más seguros para la gran mayoría de las mujeres que nunca han dado a luz, o que sólo han tenido partos vaginales en el pasado. Por tanto, los esfuerzos para reducir el número de cesáreas en esta población todavía son apropiados y necesarios. Sin embargo, dados los resultados de este estudio, alentar los partos vaginales después de una cesárea probablemente no sea la mejor forma de aumentar el número de partos vaginales.