Tratamiento de la bulimia nerviosa

El tratamiento temprano es vital. Cuando la bulimia llega a ser más afianzada, su daño se hace menos reversible.

Las purgas extremas rápidamente alteran el balance del cuerpo de sodio y potasio, y otros químicos. Esto puede causar fatiga, ataques, latidos irregulares del corazón y adelgazamiento de los huesos. El vómito repetido puede causar daño al estómago y el esófago (el tubo que lleva comida al estómago), hacer que las encías se contraigan, y erosión del esmalte de los dientes. (Algunos pacientes necesitan sacarse todos sus dientes prematuramente). Otros efectos incluyen varios brotes en la piel, rompimiento de los vasos sanguíneos del rostro y ciclos menstruales irregulares.

Normalmente, se le pide a la familia que ayude con el tratamiento, el cual puede incluir psicoterapia, consejos de nutrición, modificación del comportamiento y grupos de autoayuda. La terapia con frecuencia dura un año o más, con las bases de pacientes externos, a menos que síntomas físicos amenacen su vida o los problemas psicológicos severos requieran hospitalización. Si hay deterioro o no hay respuesta a la terapia, el paciente (o el padre u otro encargado) podrían hablar con el médico acerca del plan de tratamiento.

No existen medicamentos aprobados específicamente para la bulimia, pero varios, incluyendo algunos antidepresivos, están siendo investigados para este uso.

SI piensa que un miembro de su familia tiene bulimia, póngalo bajo cuidado, no juzgue la forma de comportamiento que ha observado y anime a la persona a conseguir ayuda médica. Si cree que usted tiene bulimia, recuerde que no está sola y que éste es un problema de salud que requiere ayuda profesional. Como primer paso, hable con sus padres, médico familiar, consejero religioso, consejero escolar o enfermera.