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Definición

Un ataque febril es una convulsión asociada con la fiebre en bebés o niños pequeños. Se diagnostica cuando se descartan todas las causas subyacentes, como meningitis]]>, ]]>encefalitis]]> o cualquier otra enfermedad intracraneal.

Existen dos tipos de ataques febriles:

  • Ataques febriles simples: las convulsiones duran desde unos segundos hasta 15 minutos y son sucedidas por un período de confusión y somnolencia que desaparece paulatinamente.
  • Ataques febriles complejos: duran más de 15 minutos, se dan más de una vez dentro de un lapso de 24 horas o aparecen convulsiones que afectan sólo parte del cuerpo.

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Causas

Se cree que la temperatura corporal elevada con fiebre desencadena el ataque. Las causas comunes de fiebre incluyen cualquier infección de la niñez, especialmente infecciones virales. La fiebre asociada a las inmunizaciones]]> de rutina también puede provocar un ataque febril.

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Factores de riesgo

La edad es el factor de riesgo más grande. Del dos al cuatro porciento de los niños tienen un ataque febril antes de los cinco años de edad. Existe evidencia de que los ataques asociados con la fiebre elevada pueden ocurrir si hay un historial familiar de ellos.

Síntomas

Las señales de un ataque febril pueden incluir:

  • Fiebre, por lo general mayor a 102° F
  • Convulsión (sacudidas o rigidez de músculos)
  • Movimientos oculares anormales
  • Sonidos toscos de respiración durante la convulsión
  • Pérdida del conocimiento
  • Pérdida de control de la vejiga o intestinos
  • Vómitos
  • Breve período de somnolencia o confusión después de un ataque

El ataque]]> se caracteriza por sacudidas, espasmos y rigidez muscular generalizados. Suele estar asociado a la pérdida de la conciencia. Por lo general, el ataque tarda desde unos cuantos segundos hasta unos cuantos minutos.

Los ataques febriles se presentan entre los tres meses y los cinco años de edad, y la edad más frecuente es entre los seis meses y los tres años de edad. Cerca del 30% de los niños sufren ataques febriles simples recurrentes. De ese 30%, la mitad de los ataques suelen presentarse durante el primer año, y el 90%, antes de los dos años.

Por lo general, cuanto más temprano se presenta el primer ataque febril, más probabilidades hay de que el niño vuelva a sufrir otro.

El riesgo a largo plazo de desarrollar ]]>epilepsia]]> en la adultez es muy bajo (inferior al 1% en el caso de un niño con ataque febril simple). El riesgo es mayor en niños con:

  • Ataque febril complejo
  • Problemas de desarrollo antes de que suceda el ataque febril
  • Antecedentes familiares de algún trastorno convulsivo

El riesgo a largo plazo de desarrollar problemas físicos o mentales también es muy bajo.

Si usted sospecha que su hijo está teniendo un ataque febril, actúe rápidamente:

  • Proteger de lesión física: coloque a su hijo sobre la cama o el piso lejos de cualquier objeto duro o puntiagudo.
  • Proteger vías respiratorias: no coloque nada dentro de la boca durante la convulsión. Voltee la cabeza del niño de lado para permitir que drene saliva o vómito de la boca.
  • Controle el tiempo: la duración de las convulsiones no debería superar los cinco minutos. A menos que el médico le haya indicado lo contrario, llame al 911.

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Diagnóstico

En caso de ataques febriles simples, el diagnóstico gira alrededor de determinar la fuente de la fiebre. Esto puede requerir exámenes de sangre o de orina. Algunas veces, si el médico sospecha de meningitis]]> o ]]>encefalitis]]>, puede requerirse una ]]>punción lumbar]]> para analizar el líquido cefalorraquídeo.

En caso de ataques febriles complejos, es importante la fuente de la fiebre. También pueden ser necesarias evaluaciones neurológicas, como:

IRM por sus siglas en inglés

Tomografía de RM del cerebro
© 2009 Nucleus Medical Art, Inc.
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Tratamiento

En la mayoría de los casos, el ataque desaparece en unos pocos minutos. Los tratamientos están dirigidos a determinar la fuente subyacente de la fiebre, la cual puede requerir antibióticos o medicamentos antivirales. En el raro caso de un ataque persistente, llame al 911 y administre medicamentos anticonvulsivos si es necesario.

Si a su hijo le diagnostican ataques febriles, siga las indicaciones de su médico.

Prevención

Cerca del 30% de los niños sufren otro ataque febril cuando tienen fiebre. Esta tendencia disminuye con la edad, y muy pocos niños desarrollan epilepsia]]>. Ante la primera señal de fiebre, administrar a su hijo ]]>paracetamol]]> puede ayudar a prevenir los ataques febriles recurrentes. Lamentablemente, la fiebre puede aparecer de repente y el ataque puede ser la primera señal. No administre medicamentos orales durante un ataque.

No administre ]]>aspirina]]> a niños o adolescentes que hace poco hayan tenido, o tengan, una infección viral. Esto se debe al riesgo de ]]>síndrome de Reye]]>.

Pueden administrarse medicamentos anticonvulsivos diariamente, como ]]>fenobarbital]]> y ]]>ácido valproico]]>, para evitar las convulsiones. Sin embargo, estos medicamentos tienen efectos secundarios. Los ataques febriles simples, aunque son alarmantes, no dañan el cerebro.

Habitualmente, no se recomiendan medicamentos debido a sus efectos secundarios. En niños con ataques febriles recurrentes, el médico puede recetar valium vía rectal para detener las convulsiones si duran más de cuatro a cinco minutos.