Osteoartritis
(OA por sus siglas en inglés) es, por mucho, la forma más común de artritis. Tan común, de hecho, que si usted tiene más de 40 años, existe un 90% de probabilidades de que ya muestre algunas señales de ella, a pesar de que no lo sepa. No es sino hasta más tarde en la vida que la OA se convierte en una de las causas que ocasiona dolor crónico e incapacidad. Los geriatras dicen que es la enfermedad más común que diagnostican.
Aunque el término osteoartritis técnicamente significa "inflamación de los huesos de una articulación", la OA se asocia con una mínima inflamación comparada con la artritis reumatoide . La enfermedad degenerativa de la articulación, otro término para la OA, es una mejor descripción del proceso de uso y desgaste que poco a poco suaviza y rompe el cartílago de la articulación que normalmente evita que los huesos se rocen. Con frecuencia, las radiografías de las articulaciones osteoartríticas muestran un estrechamiento del espacio de la articulación y cambios destructivos en el hueso adyacente.
Los pacientes con OA generalmente se quejan de dolor y rigidez en la articulación, particularmente después de alguna actividad física. Las caderas, rodillas y la espina son las partes más susceptibles de OA, debido a que absorben el efecto de la fuerza de gravedad. Las articulaciones distales interfalangeales (nudillos segundos) y la espina cervical (huesos del cuello) comúnmente también resultan afectados.
El cartílago de la articulación está hecho de células, llamadas condrocitos, sumergidas en una sustancia llamada matriz extracelular. Uno de los componentes primarios de esta matriz es un material llamado proteoglican. Este ayuda a que el cartílago absorba las fuerzas de fricción.
Con el proceso normal de envejecimiento, el contenido de proteoglican de la matriz disminuye. Esta disminución puede ser acelerada por una lesión, una fuerza mecánica excesiva o una deformidad en la articulación. Esto explica porqué ciertas ocupaciones, como los carpinteros y los jugadores profesionales de fútbol americano, resultan más afectados por la OA que el resto de nosotros. Esto también explica porqué la obesidad, la cual aumenta considerablemente la presión en las articulaciones de las extremidades inferiores, incrementa enormemente el riesgo de OA, en particular en las rodillas.
Incluso después de que la OA comienza a aparecer, existe evidencia de que el ejercitarse regularmente puede retardar o prevenir la aparición del dolor y de la incapacidad. La actividad aeróbica protege en contra de la obesidad, mientras que el levantamiento de pesas estimula el fortalecimiento y la flexibilidad de los músculos, tendones y ligamentos alrededor de las articulaciones, lo cual mejora la estabilidad y resistencia de la coyuntura. Considere que las lesiones agudas y las torceduras repetitivas incrementan el riesgo de padecer OA. Por lo tanto, el ejercicio sólo es benéfico para la salud articular si se realiza gradualmente y con la preparación (estiramiento) y equipo (calzado de calidad) adecuados.
Los tratamientos estándares para la OA sintomática incluyen:
Aunque con frecuencia resulte eficaz para reducir el dolor, estas intervenciones no desaceleran o revierten en algo el deterioro del cartílago. Por lo tanto, los científicos recientemente han puesto su atención en dos constituyentes naturales del cartílago humano que podrían preservan, o incluso incrementar, la integridad del cartílago - la glucosamina y condroitina.
Se cree que la glucosamina y la condroitina estimulan la producción de proteoglican e inhibe la falta de éste. Los complementos alimenticios usados para tratar la OA son extraídos del cartílago de la vaca.
Numerosos estudios clínicos han evaluado la efectividad de estos suplementos en el tratamiento de la OA de la rodilla y cadera. Estos estudios muestran que la glucosamina y/o la condroitina son moderadamente más efectivas que un placebo, con ningún efecto secundario significativo. En una reciente investigación a largo plazo, por ejemplo, los investigadores administraron glucosamina o un placebo a 212 sujetos con OA en la rodilla durante un lapso de tres años. Los partícipes que tomaron glucosamina mostraron los siguientes resultados prometedores:
Una dosis segura y efectiva de glucosamina parecer ser 1500 mg por día, tomada en tres dosis de 500 mg. Se encuentra disponible como:
El condroitina se encuentra disponible en forma de sulfato. Se cree que la dosis diaria segura es de 1200 mg, tomada en tres tantos de 400 mg.
Hasta que quede claro si la combinación de la glucosamina y condroitina es superior al consumo del suplemento de uno de los dos, es razonable tomarlos juntos como si fueran un único producto. Algunos de estos productos contienen otros ingredientes, como manganeso mineral. Se cree que el manganeso juega un rol en el metabolismo proteoglicano. Sin embargo, no se ha establecido si este mineral o cualquier otro ingrediente provee de algún beneficio extra.
Debido a que la regulación gubernamental entorno a los complementos alimenticios es muy reducida, puede ser que los productos que usted compra sin ninguna prescripción médica no contengan exactamente lo que se indica en las etiquetas. Es posible que necesite hacer una pequeña investigación para descubrir la dosis y pureza contenidas en los suplementos que piensa comprar. Un buen lugar para comenzar es http://www.consumerlab.com/ , un servicio en línea que conduce exámenes independientes sobre una variedad de productos, incluyendo la glucosamina y el condroitina.
Muchos otros complementos alimenticios supuestamente benefician a los pacientes de OA. Mientras la mayoría parecen seguros, y algunos pueden ser bastante efectivos, no existe evidencia suficiente para recomendarlos por encima de la glucosamina o el condroitina. Estos suplementos incluyen:
No existe cura para la osteoartritis, ni siquiera el remplazo de la articulación entera. El hacer ejercicio y controlar su peso pueden retardar la aparición y progresión de dicha enfermedad. La mayoría de los pacientes que desarrollan los síntomas usualmente prueban primero los NSAIDs, a pesar de que no hacen nada por combatir los problemas subyacentes y que pueden causar efectos adversos serios, particularmente durante la edad avanzada.
La glucosamina y condroitina, por otro lado, de hecho pueden ayudar a preservar la integridad del cartílago a medida que, de forma segura y efectiva, alivian los síntomas - hasta que aparezca una nueva línea de tratamiento.
FUENTES ADICIONALES DE INFORMACION:
Fundación para la Artritis (Arthritis Foundation)
http://www.arthritis.org
National Center for Complementary and Alternative Medicine
National Institutes of Health
http://nccam.nih.gov/
Último revisado Marzo 2004 por Jeffrey Andrews, MD
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