Cuando la Madre Naturaleza cubre de blanco las montañas con el hielo frío, cientos de miles de entusiastas esquiadores se dirigen hacia las laderas. Para muchos esquiadores un día de diversión en las laderas continúa con una tarde relajante junto a una fogata o de una noche cerca del pueblo. Desafortunadamente, la lesión acorta el día para algunos esquiadores y arruina completamente la tarde para otros. Una de las lesiones más comunes es el desgarre del ligamento cruzado anterior.

El ligamento cruzado anterior, el infame ACL, es uno de los cuatro ligamentos (los otros son el colateral medio, el colateral lateral y los ligamentos cruzados posteriores) que proporcionan estabilidad a la articulación de la rodilla. Algo más pequeño que el dedo índice, el ACL puede soportar fuerzas superiores a 500 libras. Su propósito específico es guiar la tibia hacia su rango completo de movimiento al mismo tiempo que proporciona estabilidad a la articulación de la rodilla.

El desgarre (ruptura) es más común cuando la rodilla se dobla severamente, se angula o se hiperextiende, un desgarre del LCA se encuentra entre la causas más comunes de lesiones de esquí. ¿Sé pregunta por qué? La respuesta puede hallarse en un giro bastante irónico de la industria.

En 1970, se introdujeron botas rígidas y fijadores reforzados por parte de los fabricantes de productos para esquiar. Dichos productos están diseñados para mejorar el desempeño y ayudar a prevenir fracturas de la parte baja de la pierna al liberar el pie de los fijadores cuando se aplica presión a la pierna y al fijador. Las botas altas también ayudan a proteger el tobillo. Sin embargo, la tensión aplicada a la rodilla no provoca que se suelte el fijador. ¿El resultado? Una incidencia más alta de lesiones del ligamento cruzado.

Síntomas

¿Cómo sabe si ha sufrido de un desgarre del ACL? Los síntomas varían pero tres son relativamente universales. Primero, con frecuencia escuchará un sonido de "pop" cuando ocurre la lesión. Segundo, el ligamento de su rodilla se hinchará tan pronto tenga la lesión (dentro de 2 a 24 horas) como resultado del sangrado al interior de la articulación debido al desgarre de los vasos sanguíneos del ACL. Tercero, además de ser muy doloroso, la rodilla se sentirá insegura o "tambaleante", como resultado de la pérdida de estabilidad causada por el ACL. Aunque estos síntomas son buenos indicadores, los doctores normalmente sacarán radiografías de la rodilla para descartar una fractura. El doctor examinará su rodilla para ver si hay inestabilidad, pero si todavía no hay un diagnóstico definitivo, se ordenará un MRI ( Imagen por Resonancia Magnética). En otros casos, se puede realizar una revisión artroscópica de la rodilla.

Tratamiento

Desafortunadamente, el ACL tiene un abastecimiento de sangre relativamente pobre. Por lo tanto, una vez roto, no puede repararse por sí mismo, así que, si sufre una ruptura del LCA, el tratamiento generalmente procede como sigue:

Inicialmente, se prescriben hielo, las muletas, el descanso, un vendaje de compresión y los medicamentos antiinflamatorios para disminuir la hinchazón. En casos más graves, pueden recetarse narcóticos para reducir el dolor. Si tiene un hinchamiento grave, puede que el doctor utilizar una jeringa para extraer la sangre de la rodilla. Ya que se disipan la hinchazón y el dolor, probablemente se prescribirá la terapia física inmediatamente para recuperar el movimiento y fortalecer los músculos de la rodilla. El objetivo es ayudar a los músculos fortalecidos a tomar el cargo de alguna de la estabilización que se perdió como resultado de la ruptura del ACL. Además, puede recetarse un aparato ortopédico. Estos aparatos ortopédicos especiales ayudan a estabilizar la rodilla. También ayudan a prevenir el daño al cartílago (que puede causar artritis degenerativa) que puede ocurrirle a la rodilla después de un desgarre del ACL.

En algunos casos, especialmente cuando se sufre sólo de un desgarre parcial del ACL, la fisioterapia y un aparato ortopédico para ACL serán suficientes para estabilizar la rodilla. Pero si usted quiere participar en actividades demandantes, normalmente se requerirá de cirugía.

En el pasado, la cirugía abierta para reconstruir el ACL se realizaba con éxito, pero el proceso de rehabilitación era lento. Hoy, los cirujanos realizarán una cirugía artoscópicamente utilizando pequeñas incisiones. Generalmente, esta cirugía implica lo siguiente:

  • Se hacen pequeñas incisiones alrededor de la rodilla.
  • Se introduce un artroscopio y se retiran los extremos de la ruptura del ACL.
  • Luego, una porción del tendón patelar del paciente (el que une la rodilla a la tibia) o algunos de los tendones isquiotibiales se utilizan como injertos. El injerto se fija a los túneles tanto en la tibia y el fémur (hueso del muslo) donde se unió el LCA. Este procedimiento es muy efectivo para los esquiadores y otros practicantes de deportes activos, puesto que utiliza el propio tejido del paciente y le permite a la rodilla retener su movimiento automático. La rodilla puede sanar a su grado original de fuerza con un bajo riesgo de infección o de rompimiento del injerto. La reconstrucción generalmente dura toda una vida, peor pueden ocurrir rupturas repetidas con la suficiente presión.

Este tipo de cirugía generalmente requiere de una estancia nocturna a lo mucho, y en muchos casos, el paciente puede dejar el hospital el mismo día.

Después de la cirugía, el paciente será remitido con un terapeuta físico para un programa de rehabilitación que generalmente dura alrededor de seis meses. El programa, que incluye rango de movimiento y ejercicios de fortalecimiento, está diseñado para aumentar el movimiento de la rodilla y fortalecer los músculos alrededor de la rodilla. Generalmente se prescribe un aparato de ACL para usarse en un actividad física por lo menos durante un año después de la cirugía, para ayudar a estabilizar la rodilla mientras se sigue fortaleciendo.

Prevención

Tomando en cuenta el dolor, la incomodidad, la cirugía y el tiempo de recuperación, su mejor apuesta es prevenir que ocurran las lesiones del ACL en primer lugar. La mejor manera de prevenir una lesión de ACL es reforzando los músculos que rodean la rodilla, específicamente los isquiotibiales y los cuádriceps. ¿La razón? Estos dos juegos de músculos son cruciales para darle al esquiador la habilidad para recuperar el equilibrio y control (como después de que "toma una curva"), previniendo de esta forma el enredo y la hiper extensión de la rodilla que puede provocar que se rompa el LCA.

Además de los ejercicios musculares generales, hay ejercicios específicos para los músculos del muslo diseñados específicamente para los esquiadores. Un ejercicio implica doblar una de sus piernas por detrás de su cuerpo, luego flexionarla hacia arriba y abajo de 30 a 80 grados en la otra pierna por intervalos de tres a cinco minutos. Otros excelentes ejercicios incluyen presión de pierna, sentadillas, hacer bicicleta y subir escaleras.

Ejercitar los músculos de la pierna es particularmente benéfico cuando se realiza regularmente en los meses anteriores al comienzo de la temporada de esquí. Además, puede considerar el consultar con un médico del deporte o entrenador para intentar otros ejercicios y estiramientos designados a fortalecer sus rodillas y el resto de su cuerpo, lo que mejorará su desempeño y disminuirá su riesgo de sufrir una lesión.