Su hígado elimina toxinas de su sangre y realiza muchas funciones vitales. De hecho, realmente no puede vivir sin su hígado. Desafortunadamente, puede dañarse - a veces con consecuencias graves, ya que no hay cura para la enfermedad hepática crónica. ¿Qué debe saber para mantener su hígado saludable y prevenir la enfermedad hepática?
Su hígado realiza una variedad de tareas que son esenciales para la vida. Produce la mayoría de proteínas de su cuerpo así como los factores de coagulación sanguínea, la bilis, el colesterol y la vitamina A. Cambia los carbohidratos que come por glucosa en la sangre y convierte las toxinas a compuestos que pueden ser más fácilmente excretados en su bilis u orina. También es el órgano responsable de metabolizar y eliminar muchos tipos de medicamentos.
Tan sólo el realizar sus deberes hace a su hígado más vulnerable a la lesión. Por ejemplo, desactivar las drogas y medicamentos potencialmente dañinos es un trabajo muy peligroso que puede dañar a las células del hígado y resultar en una enfermedad hepática aguda o crónica. Los factores que se pueden prevenir y que podrían dañar a su hígado incluyen el alcohol y el abuso de drogas, medicamentos, infecciones y ciertas enfermedades de la salud. Las causas más comunes de la enfermedad hepática son:
Hepatitis viral
Consumo excesivo de alcohol
Diabetes y exceso de peso
Hemocromatosis
Cálculos biliares y pancreatitis
Medicamentos y suplementos
A veces el daño hepático es agudo y potencialmente reversible; otras veces es crónico e irreversible. Los signos comunes de la enfermedad hepática aguda incluyen pruebas sanguíneas anormales del hígado, ictericia (tono amarillo de la piel y los ojos), pérdida del apetito, náuseas, piel que pica, fatiga y dolor abdominal.
Cuando el daño se vuelve progresivo e irreversible podría llevar a enfermedad hepática crónica. La pérdida permanente de la función del hígado puede resultar de una complicación llamada cirrosis , o cicatrización del hígado. En casos graves podría requerirse un trasplante de hígado para mantener la vida.
Otros problemas que están asociados con la enfermedad hepática crónica incluyen hinchazón del abdomen (ascitis), problemas al pensar claramente (encefalopatía), sangrado gastrointestinal, trastornos sanguíneos y riesgo ampliamente incrementado de cáncer hepático .
Ya que la enfermedad hepática crónica no puede curarse, la prevención es la clave. He aquí algunos consejos para ayudarle a reducir su riesgo de desarrollar enfermedad hepática para cada una de las causas más comunes.
Varios virus contagiosos pueden causar la inflamación del hígado (hepatitis):
El consumo excesivo de alcohol puede resultar en daño a las células del hígado y eventualmente cirrosis (cicatrización permanente y pérdida de la función). También podría causar pruebas sanguíneas anormales del hígado. Medidas preventivas incluyen:
Estas enfermedades pueden causar una acumulación potencialmente dañina de grasa en el hígado. Normalmente la enfermedad hepática grasosa no causa síntomas y podría manifestarse como pruebas sanguíneas anormales del hígado que eventualmente pueden progresar a cirrosis. Si tiene sobrepeso, es diabético o tiene altos niveles de triglicéridos, pruebe estas medidas preventivas:
La hemocromatosis es un trastorno hereditario común que causa almacenamiento excesivo de hierro en el hígado. Eventualmente esto puede llevar a la función hepática dañada y cirrosis. Pero las pruebas sanguíneas (de hierro y de proteína transportadora de hierro) para detectar la enfermedad y la flebotomía (vaciado de sangre) para tratar la enfermedad pueden prevenir estas complicaciones, especialmente cuando se realizan a tiempo en la enfermedad.
La vesícula biliar y el páncreas están conectados al hígado a través del sistema de ductos. Enfermedades como los cálculos biliares o la pancreatitis que bloquean los ductos pueden dañar al hígado. Aliviar la obstrucción para corregir los problemas hepáticos antes que progresen es esencial usando ya sea terapia médica o cirugía.
Muchos medicamentos pueden actuar como toxinas para su hígado. Culpables comunes incluyen tranquilizantes, anestésicos, reductores de colesterol, hormonas, antibióticos, ciertos medicamentos diabéticos o anticonvulsivos y acetaminofeno u otras pastillas para el dolor. Los suplementos alimenticios, como la vitamina A de alta dosis, consuelda, efedra, menta-poleo y valeriana también podrían dañar a su hígado. Siempre hable con su doctor sobre los efectos secundarios potenciales antes de tomar cualquier suplemento o medicamento y pregunte si sus pruebas hepáticas son aconsejables para cualquiera de sus medicamentos.
Si ocurre enfermedad hepática, el mejor momento para detectarla es a tiempo. Informe a su doctor de cualquier factor que tenga que podría incrementar su riesgo de enfermedad hepática. Su doctor puede observar su función hepática con pruebas sanguíneas y ordenar pruebas adicionales si es necesario. Si persisten las anormalidades asegúrese de que su doctor las siga y le explique adecuadamente la causa o lo mande a un gastroenterólogo. Después de todo, necesita su hígado para vivir.
FUENTES ADICIONALES DE INFORMACIÓN:
American Liver Foundation
http://www.liverfoundation.org
Diseases of the Liver
http://cpmcnet.columbia.edu/dept/gi/disliv.html
National Library of Medicine
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/liverdiseases.html
Fuentes:
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Riley TR, Bhatti AM. Preventive strategies in chronic liver disease: Part I. Alcohol, vaccines, toxic mediations and supplements, diet and exercise. American Family Physician. 2001;64:1555-1560.
Riley TR, Bhatti AM. Preventive strategies in chronic liver disease: Part II. Cirrhosis. American Family Physician . 2001;64:1735-1740.
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Yoshida EM. Abnormal liver function tests: What to do for the patient. Consultant. 2003;(April 1):505-517.
Último revisado Noviembre 2003 por Rhonda Kaufman, MD
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