Jim, un habitante de Florida de 65 años de edad, ha combatido al trastorno bipolar por más de dos décadas. El mantiene a una familia y es dueño de un negocio exitoso. Ahora está retirado y pasa su tiempo haciéndose escuchar por otros que tienen enfermedades mentales.

¿Cuál fue la primera señal de que algo andaba mal? ¿Cuáles fueron sus síntomas?

Tuve mi primer episodio de enfermedad bipolar en 1979. Estaba visitando a mis padres en Florida y comencé a hablar sin parar. No podía dormir. Terminé en la sala de emergencia con un diagnóstico de depresión maniática. Me quedé en la casa de mis padres aproximadamente por un mes y no hablé acerca de la enfermedad. Cuando volví a casa a Illinois, tire las pastillas al excusado.

Durante los dos años siguientes, estuve bastante bien, aunque seguí con mis cambios de humor. Posteriormente en 1981 después de haber sido ascendido a vicepresidente de la compañía, comencé a deshacerme. Estaba viajando hacia una conferencia con varios socios y pasé por estúpido en el avión. Me volví ruidoso y obstruí al copiloto con mi hombro. Cuando llegué al hotel, me despegué de nuevo, me senté en el piso y bebí un whisky escocés y me rehusé a que alguien se quedara en el cuarto. Los paramédicos llegaron, me pusieron una camisa de fuerza y me llevaron en una camilla. Fue humillante. En el hospital, permanecí encerrado en un cuarto apacible durante tres días. Recuerdo haber rezado mucho. Obtuve mucha humildad durante esos tres días.

¿Cómo fue la experiencia del diagnóstico?

Ignoré el primer diagnóstico del doctor. Cuando llegué a casa, fui con mi médico de cabecera, que me remitió con un psiquiatra. pero yo no quería terapia, negué mi enfermedad. Cuando necesité ayuda nuevamente, fui un paciente interno en un hospital psiquiátrico, donde recibí asesoría profesional y medicamentos.

Me volví maniático y deprimido nuevamente después de la cirugía para el cáncer en 1986 y después de una cirugía de espalda en 1991. En 1993, me volví extremadamente deprimido. Los medicamentos antidepresivos no pudieron levantarme el ánimo. Pensé seriamente en el suicidio y fui yo mismo al hospital. Los doctores me dieron bastantes medicamentos; tuve un episodio de manía. Finalmente los doctores pudieron tranquilizarme.

¿Cuál fue su reacción inicial y a largo plazo al diagnóstico?

No le creí al primer doctor de la sala de emergencias. Es fácil culpar a los episodios bipolares con algo más y no aceptar que su mente no está bien. Tenía miedo de que si alguien descubría el diagnóstico, mi carrera se iría abajo. En aquel entonces la depresión y la enfermedad mental tenían dicho prejuicio.

Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que el trastorno bipolar ha estado conmigo toda mi vida. He tenido episodios activos y luego períodos decaídos. Ahora, trato de registrar mis estados de ánimo. Sé que tendré más episodios, incluso con el medicamento que tomo. En total, mantengo una buena actitud positiva. Las personas tienen que responsabilizarse de esta enfermedad. Todos obtienen algo alguna vez. Lo que importa es cómo lidiamos con lo que estamos afrontando.

¿Cómo se trata esta enfermedad?

Tomo medicamentos para controlar los episodios de manía y la depresión. También tomo un somnífero cuando no puedo dormir. He consultado a asesores profesionales y a terapeutas, que me han ayudado a superar mis problemas.

¿Tuvo que hacer cambios en su dieta o en su estilo de vida a causa de su enfermedad?

No. No puedo hacer alguna actividad física por ningún período de tiempo. Es desmoralizador. Me gusta ejercitarme más, pero la cirugía para el cáncer me dejó con poco músculo de las piernas. Vigilo lo que como y evito cargar cosas pesadas.

¿Buscó algún tipo de apoyo emocional?

Quería conocer personas como yo. En Illinois, el grupo más cercano se reunía a 45 millas de distancia y era muy reservado. Cuando me mudé a Florida, trabajé junto a un psiquiatra para formar un grupo de ayuda local y comencé a dar pláticas a los grupos. Si puedo encender una vela, es mejor que un camino de oscuridad. Sigo participando en los grupos de apoyo. Los grupos reúnen a la gente. Es una manera de afrontar problemas.

¿Su enfermedad causa/causó algún impacto en su familia?

Mi segunda esposa ha superado esta enfermedad conmigo. Sin ella, no sé dónde estaría ahora. Mis padres no quieren hablar de eso. No me di cuenta que estaba deprimido cuando me casé con mi primera esposa, pero probablemente la enfermedad contribuyó a nuestros problemas maritales.

¿Qué consejo le daría a alguien que vive con esta enfermedad?

Cuando usted necesite ayuda, búsquela. Obtenga asesoría profesional. Contacte a la National Depressive and Manic-Depressive Association para más información y obtener listas de grupos de apoyo. Los individuos con trastorno bipolar y depresión tienen una oportunidad excelente de vivir con una condición estable, regresar a trabajar y disfrutar la vida. Gran parte tiene que ver con su actitud hacia la enfermedad.