"La inteligencia académica tiene poco que ver con la vida emocional. El más brillante entre nosotros puede caer en los abismos de la pasiones desenfrenadas y los impulsos turbulentos; las personas con IQ altos pueden ser sensacionalmente pobres conductores de sus vidas privadas".
- Daniel Gleman
Es viernes por la mañana y Jane y Alice llegan al trabajo sólo para escuchar que sus supervisores necesitan que trabajen hasta tarde para terminar una propuesta para la mañana del lunes. Esto significa que ambas tendrán que cancelar sus actividades de la noche.
Las dos compañeras pasaran un rato compadeciéndose y quejándose. Después Jane se pone a trabajar, su decepción desaparece en tanto ella se concentra en hacer su trabajo. Alice, por otra parte, está furiosa y se siente víctima de su jefe. Ella le habla a un amigo para quejarse un poco más y se le dificulta concentrarse en el trabajo , queriendo desquitarse de su jefe haciendo un trabajo mediocre.
De cara a la contrariedad, Jane mostró resistencia mientras que Alice no. Ser capaz de manejar los altibajos de la vida sin reaccionar impulsivamente es una marca distintiva de la madurez emocional, de acuerdo a la Dra. Martha Stark, una psiquiatra del área de Boston y miembro de la Harvard Medical School faculty y autora de Modes of Therapeutic Action (ver la sección de fuentes adicionales de información). "Usted puede manejar las cosas que se le presentan en su camino y estás tendrán un impacto sobre usted, pero no en su interior. Sobre todo, usted seguirá teniendo fe en la gente y en usted mismo y un buen sentimiento acerca del mundo. Usted es adaptable y se recupera", dice.
Una persona inmadura reacciona a las dificultades con amargura, resentimiento, desprecio o ira . "El tiempo de recuperación es tan largo y se siente víctima, desfortalecido y privado de sus derechos ciudadanos. Deja ir sus sueños y se rinde de alguna forma. Eventualmente lo supera pero pierde mucho tiempo", observa Stark.
Starks define la madurez psicológica como "ser capaz de aceptar la realidad de la gente y de las cosas como son, sin necesitar que sean de otra forma". No menos que una autoridad como Anne Landers ve la madurez de manera similar en una paráfrasis de un adagio Nativoamericano: "El arte de vivir en paz con aquello que no podemos cambiar, el valor para cambiar aquello que debe ser cambiado, sin importar lo que se necesite, y la sabiduría de conocer la diferencia".
Junto con esta actitud realística hacia la vida, la gente madura también posee estos saludables rasgos de carácter:
Si muchos de nosotros fallamos en tener esos atributos, es debido a que crecemos en circunstancias menores a las ideales. Nadie nace siendo maduro; nuestro desarrollo emocional está moldeado por nuestros padres y nuestras experiencias de la vida. Los padres maduros que reconocen, validan y aman a sus hijos por lo que son, están satisfechos de sus propias vidas crían niños maduros. "Creo que los padres que han sido capaces de encontrar y realizar sus propios sueños son los mejores padres de todos, en tanto que sus sueños incluyan el entendimiento y el cariño hacia sus propios hijos", dice Stark.
Un niño que de manera exitosa lucha contra los fracasos, decepciones y congojas desarrollará mayor madurez que uno que está mimado y complacido. A lo largo de la niñez, hay faenas de desarrollo que hay que dominar, como el hacer amigos y desarrollar la autonomía. Al completar la mayoría de faenas sin el indebido estrés conflicto o dificultad, un niño puede convertirse en un adulto con madurez.
Si bien un IQ (coeficiente intelectual) alto, una buena apariencia y una magnífica robusta son cualidades atractivas innatas, no contribuyen a la madurez emocional. Hay mucha gente que nace con pocas ventajas y se convierten en adultos maduros bien adaptados. Sin embargo, la madurez emocional está estrechamente relacionada con el concepto popular de inteligencia emocional , en la cual las personas son expertas en manejar sus propios sentimientos y los de otros.
Si usted se siente desafiado en cuanto a la madurez, nunca es demasiado tarde para cultivar las cualidades de madurez de las que carece. Tres formas para lograrlo son la terapia, nuevas actividades y hacer algo voluntariamente.
Último revisado Octubre de 1999 por EBSCO Publishing's Medical Review Board
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