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Los niños reaccionan a la enfermedad en una variedad de formas. Algunos se enojan con sus madres por enfermarse. Otros están temerosos. Otros incluso llegan a preocuparse de que ellos podrían haber sido quienes provocaron la enfermedad.
A pesar de que usted podría estar tentado para proteger a sus hijos al no decirles sobre su enfermedad y su tratamiento, normalmente es mejor ser honesto. Incluso los niños pequeños sienten cuando algo anda mal. Los niños de preescolar a menudo se sienten abandonados cuando su madre va al hospital. Y si regresa sintiéndose débil o deprimida, ellos podrían asustarse. Algunas veces, los adolescentes cambian repentinamente su conducta debido a que temen que la enfermedad de su madre evite que puedan mantener la independencia que han empezado a disfrutar. Si usted puede evitar el imponer demasiada responsabilidad sobre sus adolescentes y si comparte algunos de sus sentimientos con ellos, usted podría ser capaz de mantener los problemas de ellos problemas al mínimo.
Es una buena idea decirles la verdad a sus hijos los más simple y positivamente posible. Tenga cuidado de no cargarlos con más información de la necesaria. Estimule sus preguntas y contéstelas honestamente. Probablemente se dará cuenta de que hablar le ayuda a sus hijos a aceptar su enfermedad y la interrupción temporal que provoca.