Por generaciones, nuestros ancestros han confiado en las recomendaciones verbales para el cuidado de su salud. El nombre oficial para este tipo de información es evidencia anecdótica . Por ejemplo, la tía June le dice a usted que la Santamaría le ha curado los dolores de cabeza por migraña o su hermano Bob le describe los milagrosos resultados que obtuvo al tomar glucosamina y condroitina para su hombro adolorido.
Aunque definitivamente no hay evidencia sólida, las anécdotas pueden ser bastante válidas. En muchos casos, es a través de la experiencia práctica que primeramente descubrimos los tratamientos que ameritan ser investigados. Sin embargo, solamente los ensayos doble ciego propiamente diseñados pueden decirnos realmente si un tratamiento es efectivo. En la medicina, la evidencia anecdótica es notoriamente dudosa.
Último revisado Marzo 2002 por EBSCO CAM Medical Review Board
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