Uno de los aspectos más temidos del envejecimiento es la pérdida de la habilidad para pensar, una posibilidad la cual puede ser incluso más espantosa que nuestras inevitables limitaciones físicas. Mientras que actualmente no existe un medio conocido de prevenir la demencia, varios estudios han buscado identificar métodos de preservar o incluso mejorar la función mental en los adultos mayores. Un estudio reciente en el Journal of the American Medical Association (JAMA) descubrió que el entrenamiento especializado en áreas de la memoria, el razonamiento y la velocidad de pensamiento ayudaron a los adultos mayores a mejorar sus habilidades en estas áreas.
Científicos de ocho instituciones de investigación estadounidenses estudiaron a 2832 adultos de entre las edades de 65 a 94 años para valorar si el entrenamiento en la memoria, razonamiento y velocidad de procesamiento mejoraría sus habilidades en estas áreas y qué efecto tendría esto sobre su capacidad de funcionar en la vida diaria. Los sujetos vivían de manera independiente y no tenían un antecedente de enfermedad mental o enfermedades que pudieran afectar su funcionamiento mental (tales como apoplejía).
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de cuatro grupos:
Los participantes recibieron entrenamiento de profesionales adiestrados en 10 sesiones de grupos pequeños (de 60 a 75 minutos cada una) conducidas por un periodo de 5 a 6 semanas. Once meses después del entrenamiento, fue proporcionado un entrenamiento adicional de "refuerzo" a 60% de individuos seleccionados aleatoriamente de cada uno de los grupos de tratamiento. El entrenamiento de refuerzo consistió en cuatro sesiones de 75 minutos conducidas por un periodo de 2 a 3 semanas.
Los investigadores probaron las habilidades de los sujetos en cuatro intervalos: Antes del entrenamiento, inmediatamente después del entrenamiento, un año después del entrenamiento y dos años después del entrenamiento. Ellos usaron pruebas para valorar las habilidades de los participantes en memoria, razonamiento y velocidad de procesamiento y también valoraron la habilidad de los sujetos para realizar tareas de la vida diaria, tales como identificar información en etiquetas de medicamentos y comida, buscar números telefónicos y responder a las señales de tráfico.
Comparados con los niveles de referencia, cada tipo de entrenamiento cognoscitivo mejoró las habilidades de los sujetos en aquellas áreas inmediatamente después del entrenamiento: El 26% de los sujetos en el grupo de memoria progresaron, 74% de los sujetos en el grupo de razonamiento mejoraron y el 87% del grupo de velocidad de procesamiento progresó. Además, el entrenamiento de refuerzo extendió los progresos en los grupos de razonamiento y velocidad.
Al hacer sus análisis, los investigadores controlaron factores distintos del entrenamiento que pudieron haber influenciado la función mental, tales como la edad, el sexo y el nivel de educación.
A pesar de los progresos vistos en las pruebas de memoria, razonamiento y velocidad, las sesiones de entrenamiento no produjeron mejoras significativas en las habilidades de los sujetos para realizar actividades de la vida diaria. Los investigadores sugieren que esto puede ser debido a que muchos de los sujetos ya se desempeñaban a sus niveles más altos - eso es, no podrían haber sido mejores. El relativamente corto periodo de seguimiento (2 años) de este estudio - una de sus limitaciones - también puede haber contribuido con esta aparente falta de efecto.
Otra limitación al estudio es el potencial para el efecto de "repetición de prueba." Como se evidenció por los sujetos en el grupo de control, quienes no recibieron ningún entrenamiento pero aún mejoraron su puntuación en las pruebas, sólo hacer una cierta prueba una y otra vez puede ayudar a los sujetos a mejorar sus puntuaciones y esto puede haber disminuido el efecto verdadero del entrenamiento.
Los resultados de este estudio no proporcionan una respuesta significativa sobre si el entrenamiento cognoscitivo puede o no mejorar el funcionamiento mental - y, a fin de cuentas, la calidad de vida - en los adultos mayores. Sin embargo, estos se añaden al creciente cuerpo de evidencia que sostiene que permanecer físicamente activo puede beneficiar al cuerpo y permanecer mentalmente activo puede beneficiar la mente.
Muchos investigadores creen que ocupar el cerebro, con actividades tales como la lectura, escribir cartas y resolver crucigramas y otros rompecabezas puede ayudar a mantener el cerebro funcionando de manera óptima. Mientras los científicos continúan estudiando cómo la edad afecta el funcionamiento mental, hacer actividades como estas puede ayudar a mantener su cerebro estimulado y su vida interesante.
FUENTES ADICIONALES DE INFORMACIÓN:
National Institute of Mental Health
http://www.nimh.nih.gov/
Department of Health and Human Services, Administration on Aging
http://www.aoa.dhhs.gov/
Fuentes:
Ball K, Berch DB, Helmers KF, et al. Effects of cognitive training interventions with older adults: A randomized controlled trial. JAMA . 2002;288:2271-2281.
Último revisado Nov 15, 2002 por Richard Glickman-Simon, MD
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