Con o sin justificación, muchos adolescentes se consideran adultos, capaces de elegir sus propios caminos y tomar sus propias decisiones. Sin embargo, cuando se trata de cuidado médico adolescente, los padres deben seguir estando activamente involucrados en la elección del médico y del entorno.
Algunas familias se preguntan a quién deben ver sus adolescentes para recibir cuidado primario. ¿Un Pediatra? ¿Médico familiar? ¿Ginecólogo/Obstetra? ¿Internista? Lo cierto es que no hay una respuesta correcta.
La mayoría de los pediatras continuarán observando a los niños durante toda su adolescencia, y algunas veces incluso durante la universidad. Los médicos familiares observan a pacientes en todas las etapas de su vida, desde la niñez hasta la edad adulta. Los ginecoobstetras son una opción adecuada para las mujeres jóvenes que están planeando volverse o ya son sexualmente activas. Los internistas son los médicos principales para los adultos y son una buena opción para los adolescentes que no cuentan con un pediatra previo o doctor familiar. Por lo general, las cualidades personales y profesionales de un médico, así como sus habilidades para trabajar con personas jóvenes (y padres), son mucho más importantes que su título.
Los adolescentes deben visitar a su médico primario por lo menos cada año alterno para tener una examinación física básica y pautas preventivas de cuidado de salud. La American Academy of Pediatrics y algunas otras organizaciones recomiendan visitas anuales. Debe esperarse que dichas visitas incluyan:
Aunque los niños pequeños necesitan a sus padres en el consultorio para brindar consuelo y proporcionar información precisa del historial médico, los adolescentes necesitan más tiempo de privacidad con su médico. Algunos padres se sienten preocupados sobre este tiempo de privacidad, imaginando que este tiempo se está usando para divulgar secretos de la sexualidad o uso de drogas del paciente. Aún, es importante que los adolescentes empiecen a desarrollar su propia relación y compenetración con su médico, separada de la relación que pudiera existir entre sus padres y el médico.
Además, mientras que a algunos padres no les gusta imaginar que sus hijos tienen secretos o aspectos privados para su vida, es importante que el adolescente tenga cierto tiempo para realizar preguntas o discutir asuntos que podrían ser difíciles de hablar frente a sus padres.
Las leyes sobre el derecho de un adolescente a obtener cuidado médico sin el consentimiento de los padres son establecidas por cada estado. La mayoría de los adolescentes reciben este derecho, excepto para ciertos asuntos o padecimientos médicos, entre los doce y quince años de edad. Posteriormente, pueden obtener cuidado médico, sin el consentimiento de los padres, para enfermedades de transmisión sexual, embarazo, abuso de sustancias y salud mental.
Aunque las leyes estatales enfocan los derechos de los adolescentes a un cuidado médico confidencial, algunos médicos - al igual que algunos padres - no se sienten tranquilos al mantener la confidencialidad de sus pacientes adolescentes. Sin embargo, es importante averiguar si el médico de su adolescente se siente seguro se poder cuidar efectiva y confidencialmente de su adolescente. Numerosos estudios han mostrado que, si el objetivo final tanto de padres como de médicos es la buena salud y seguridad del paciente adolescente, entonces es crucial asegurar la confidencialidad a la inmensa mayoría de pacientes adolescentes. Por otra parte, el médico debe ser honesto y veraz respecto a la necesidad de romper la confidencialidad en caso de que el adolescente revele información que sugiera que está en peligro real a causa de su comportamiento o el de alguien más.
Si su médico no puede asegurar cuidado médico de confidencialidad básica para su adolescente, pida a su médico que lo canalice a una clínica médica adolescente u otra fuente de cuidado médico confiable, bueno y confidencial.
La adolescencia es una etapa crucial para un buen cuidado de su salud. Debido a que las tentaciones y obligaciones de un mundo más grande están cada vez más disponibles y visitadas por los jóvenes, cada adolescente puede beneficiarse de relaciones adultas de apoyo que ayuden a guiarlos a través de este emocionante pero tumultuoso período de la vida. Un médico solidario puede ser una parte importante de un estilo de vida saludable, revisando el crecimiento y cambio corporal y mental del adolescente, siendo una persona que escucha cuando el adolescente navega los mares tormentosos de la adolescencia, y exhortando al adolescente a tomar elecciones seguras y saludables.
FUENTES ADICIONALES DE INFORMACIÓN:
American Academy of Pediatrics
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Planned Parenthood Federation of America
http://www.plannedparenthood.org
Society for Adolescent Medicine
http://www.adolescenthealth.org
Fuentes:
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Último revisado Diciembre 2003 por Lawrence Frisch, MD
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