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Nuevo Estudio Investiga Por Que Algunos Padres Reaccionan Violentamente con el Llanto de un Nino

June 10, 2008 - 7:30am
 
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Nuevo Estudio Investiga Por Qué Algunos Padres Reaccionan Violentamente con el Llanto de un Niño

El abuso y la negligencia son causas importantes de enfermedad, lesiones y muerte en niños. Sin embargo, el abuso infantil y la negligencia están definidos de manera inconsistente, son difíciles de localizar y podrían ser mal reportados. Según el National Child Abuse and Neglect Data System (NCANDS), un estimado de 896,000 niños fueron víctimas de abuso infantil o negligencia en Estados Unidos en el año 2002, lo que se traduce en un índice de 12.3 niños por cada 1,000. (Aquí, "abuso infantil o negligencia" se refiere a abuso o negligencia física, sexual o emocional.)

El abuso y la negligencia no sólo son más peligrosos en los bebés y niños pequeños, sino que también son más comunes: La información de NCANDS indica que los niños de tres años de edad y menores tienen los índices más altos de victimización - 16 de cada 1,000 niños en el año 2002.

Una gran cantidad de factores de riesgo está comúnmente asociada con el maltrato infantil. Estos incluyen: Bajo nivel socioeconómico, un antecedente cultural permisivo de violencia, desintegración familiar, aislamiento social, enfermedad infantil, abuso de sustancias o enfermedad mental paterna así como antecedentes de que los padres hayan recibido abusos cuando eran niños.

Un nuevo estudio en la edición de octubre de 2004 de The Lancet examinó cómo un grupo de padres en los Países Bajos reaccionó al llanto de su hijo pequeño - un comportamiento penetrante de los bebés, el cual, según los casos reportados, con frecuencia provoca abusos. Los investigadores descubrieron por último que el riesgo de abuso infantil relacionado con el llanto fue más alto entre aquellos padres que habían inmigrado a los Países Bajos de regiones no industrializadas, entre los que no tenían trabajo o que trabajaban pocas horas y entre aquellos que calificaban el llanto de sus bebés como excesivo.

Acerca del Estudio

En 1997 y 1998, médicos y enfermeras entrevistaron a los padres de 3,345 bebés con edades de entre 1 a 6 meses de los Países Bajos. Les preguntaron a los padres acerca de los hábitos de llanto de sus bebés así como las características personales como sexo, condición migratoria, composición familiar, número de hijos, horas diarias de empleo (antes de la incapacidad por embarazo), grado de urbanización (basándose en qué tan saturado estaba su vecindario) y estilo de vida. Los padres también llenaron un cuestionario anónimo sobre acciones específicas llevadas a cabo para detener el llanto del bebé - siendo las bofetadas, sacudidas y provocar asfixia sólo tres de una lista de 20 acciones. Al mismo tiempo, los investigadores recolectaron información de estos bebés sobre su hospitalización después del nacimiento.

Los Resultados

En los bebés de seis meses de edad, casi el 6% de los padres reportaron ya sea haber asfixiado, bofeteado o sacudido a sus bebés al menos una vez desde el nacimiento para hacer que dejaran de llorar. De este 6%, una quinta parte reportó una de estas acciones y sacudirlos fue reportado con mayor frecuencia. Lógicamente, entre más pequeños eran los bebés, menos probabilidad había de que los padres reportaran estas acciones.

Los índices de abuso potencial (p.e., haberlos sacudido, asfixiado o bofeteado) fueron significativamente mayores para los bebés que no vivían con sus padres biológicos, aquellos que vivían en áreas urbanizadas, aquellos que nacieron en una región no industrializada, aquellos con padres sin empleo y por último, aquellos padres consternados por el llanto o que lo juzgaron como excesivo en un momento u otro. Ni el sexo del padre, ni el número de horas que el bebé lloró (medido ya sea menos o más de tres horas al día durante más de tres días a la semana) influyó significativamente la probabilidad de una reacción violenta paterna.

¿De Qué Manera Le Afecta?

Este estudio muestra con qué frecuencia y bajo qué circunstancias los padres reaccionan al llanto de un bebé de maneras potencialmente perjudiciales. Además, el índice del 6% es muy probable que represente una mala estimación, ya que muchos padres estarían comprensiblemente reacios a reportar comportamiento abusivo, incluso en un cuestionario anónimo.

Una editorial relacionada señala que este estudio no examinó el llanto como una causa del abuso. En lugar de eso, analizó las características de los tutores que influyen en el porqué ellos podrían reaccionar al llanto de una manera abusiva. Como con todas las causas de abuso a cualquier edad, el maltrato proviene del estado emocional del abusador, con toda seguridad no dependen de los actos de las víctimas de las que se abusa.

En general, este estudio ilumina unas cuantas características que incrementan las probabilidades de que los progenitores comentan abuso infantil. Y aunque la mayoría de éstas no puedan ser modificadas a nivel individual (por ejemplo, inmigración generalizada, desempleo y urbanización), los profesionales de la salud que están conscientes de estas características pueden ser capaces de reconocer un entorno potencialmente peligroso e intervenir antes de que se lleve a cabo un daño serio.

El estudio también destaca el problema de la expectativa paterna en lo que se refiere al llanto de sus bebés. Los médicos necesitan informar a sus padres sobre lo que deben esperar del pequeño de apariencia inocente que acaban de llevar a casa. Un bebé normal y saludable, llorará de 2 a 3 horas al día en promedio y del 20% al 30% de los bebés exceden eso. Los padres que saben esto podrían ser más pacientes y tolerantes en comparación con aquellos que están sorprendidos y consternados en lo que perciben como un nivel irracional de descontento.

FUENTES ADICIONALES DE INFORMACIÓN:

National Clearinghouse on Child Abuse and Neglect Information
http://nccanch.acf.hhs.gov/

Childhelp USA
http://www.childhelpusa.org/

Fuentes:

National Clearinghouse on Child Abuse and Neglect. Disponible en http://nccanch.acf.hhs.gov . Accedido el 13 de octubre de 2004.

Reijneveld SA, van der Wal M, Brugman E, Hira Sing R, and Verloove-Vanhorick SP. Infant Crying and Abuse. The Lancet. 2004; 364: 1340-1342.

Sheridan C and Wolfe N. If only you hadn’t, I wouldn’t have hit you: Infant crying and abuse. The Lancet . 2004; 264:1295-1296.



Último revisado Octubre 15, 2004 por ]]>Richard Glickman-Simon, MD]]>

Se provee esta información como complemento a la atención proporcionada por su medico. Dicha información no tiene el propósito o la presunción de substituir el consejo medico profesional. Procure siempre el consejo de su medico o de otro profesional de la salud competente antes de iniciar cualquier tratamiento nuevo o para aclarar cualquier duda que usted pueda tener con relación a un problema de salud.

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