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Tomando sentido a la investigacion nutricional

June 10, 2008 - 7:30am
 
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Tomando sentido a la investigación nutricional

¿Qué tan a menudo comió un cuarto de melón en promedio, el año pasado? ¿Una de tres veces al mes? ¿Una vez a la semana? ¿De dos a cuatro veces a la semana? ¿Una vez al día? Por favor trate de promediar el uso temporal a lo largo del año. Por ejemplo, si el melón es consumido cuatro veces a la semana durante aproximadamente tres meses que dura la temporada, entonces el promedio de uso es de una vez a la semana.

¿Un poco confuso? La pregunta del melón es sólo una de cientos que usted debería intentar resolver si estuviera participando en el Harvard University's Nurses' Health Study, de la cual docenas de asociaciones han hecho al respecto sobre temas como los alimentos y las enfermedades, y luego las han reportado a los medios.

Y el Nurses' Health Study es sólo una de docenas de proyectos de investigación de los que usted lee o escucha al respecto cada año, en donde los científicos hacen relaciones entre la frecuencia en que los alimentos son consumidos y la frecuencia con la cual los consumidores terminan con varias enfermedades. ¿Pero los consumidores, al final, se las arreglan para reportar sus consumos de forma precisa?

¿Qué tan precisos son los cuestionarios?

El psicólogo John Blundell de la Universidad de Leeds escribió en un artículo reciente de la American Journal of Clinical Nutrition , una de las publicaciones más respetadas en el mundo, "ahora está libremente admitido que la mayoría de las bases de datos no nos informan bien acerca de los alimentos hoy en día que las personas habitualmente consumen, debido al masivo problema de la falla al registrar los datos."

David Allison, científico asociado en la investigación en el St. Luke's/Roosevelt Hospital Center en New York así como profesor asociado de psicología médica en la Columbia University's College of Physicians and Surgeons, lo expone más claramente: "Las medidas registradas a través de cuestionarios sobre lo que las personas comen son malísimas." Para recalcar su punto, el señala que "Yo conozco de hecho a dos hombres que están en el Nurses' Health Study. Estos sujetos me confesaron que sus esposas son enfermeras, y que ellos [sus esposos] llenan los cuestionarios de alimentación. 'Hey cariño, ¿qué tan frecuentemente comemos pasta?" Le dice Allison a uno de sus conocidos figurando como llamaría a su esposa en el cuarto de junto mientras completa los cuestionarios de frecuencia alimentaria que ella envía a casa cada dos años

Walter Willet, presidente del Department of Nutrition en la Harvard School of Public Health, sería el primero en admitir que cuando se realiza una investigación sobre 120,000 mujeres, que es aproximadamente el número de participantes en los Nurses' Health Study, es imposible tener cuenta de cada una. El sin embargo señala, que inclusive con sus limitaciones, los estudios alrededor de la frecuencia alimentaria pueden ser hechos a través de pasos para minimizar los errores. El estudio de Harvard, el dice, ha hecho más que cualquier otro.

Por ejemplo, los investigadores han medido niveles de sangre de nutrientes como el ]]>ácido fólico]]> y la vitamina E en pequeños subconjuntos de sujetos para darse una idea de si los alimentos que las personas dicen que comen son de hecho los alimentos que comen. "No hay un resultado 100% exacto," Willet admite. No puedes decir exactamente cuantas personas están consumiendo varios alimentos. Pero el dice, aquellos con los más altos niveles de ácido fólico en la sangre, tienden a ser los mismos que reportan comer las más altas cantidades de alimentos que contienen este ácido. Aquellos con los niveles más bajos tienden a ser los que reportan comer la menor cantidad de alimentos ricos en ácido fólico. En otras palabras, uno puede con certeza reconocer las tendencias en la ingesta alimentaria de las persona que puede ser científicamente importante para ver los lazos entre la alimentación de las personas y su estado de salud general.

Los Nurses' Health Study también han empleado a nutriólogos para enseñar a pequeños grupos de mujeres como pesar y medir sus alimentos para coincidir de manera acertada entre los niveles reportados de consumo y los consumos reales. Y remarca Willet, ya que los estudios se han elaborado durante 20 años y las preguntas a las mujeres acerca de sus hábitos alimenticios se han hecho cada dos años, eso "cuenta para hacer cambios con el paso del tiempo," mientras que la mayoría de los estudios que involucran cuestionarios sobre la frecuencia alimentaria no pueden hacer eso. Es un "negocio de medición imperfecto," el comenta, pero dice que los pasos extras que están llevando a cabo los investigadores de Harvard ayudan a disminuir los errores.

Las personas piensan que comen menos de lo que en verdad comen

Sin embargo, esas medidas "Protectoras" que realiza Harvard no siempre son consideradas. Y de cualquier manera, puede ser bastante difícil llevarlas a la práctica. Blundell, por su parte, cita un estudio recientemente publicado en el que un grupo de hombres obesos reportaron mal su típica ingesta calórica, disminuyéndola en un 36%.

La verdad sea dicha, los reportes falsos de calorías son una vieja historia: Los investigadores de nutrición han sabido por años que las personas con sobrepeso "rebajan" calorías de su alimentación diaria, cuando se les pregunta en los estudios cuanto comen. Pero ahora ellos están reportando de forma incorrecta también, como los hicieron los hombres obesos.

Blundell no está sorprendido. "Entre más le digamos a las personas que deberían reducir la cantidad de grasas en sus dietas," el escribe, "más nos dirán lo poco que consumen estas," aunque las ingestas actuales no parecen cambiar.

Refiriéndose a todo el cuadro de error en los sujetos de estudio con respecto a cuánto y cómo comen, Blundell dice, "debemos ser precavidos al hacer muchas declaraciones doctrinales en cuanto a la relación entre nutrición y enfermedad basándonos en la información que puede ser considerablemente imperfecta."

Es una asociación, no una causa y efecto

Y se pone aún mas complicada. Los estudios en el que las personas se les pide que registren lo que comen y se les da seguimiento para ver qué enfermedades pueden desarrollar, en el mejor de los casos, reportar sólo asociaciones entre los alimentos y la enfermedad. Por su misma naturaleza, ellos nunca podrían engañar a la causa y al efecto , incluso si las personas pudieran acertadamente reportar su ingesta alimenticia. Por ejemplo, un estudio registrado en The Washington Post , The New York Times , y una gran cantidad de otros periódicos de renombre algunos años atrás. El titular del Post similar al de los otros, decía, "Los Estudios Relacionan los Hot Dogs, con el Cáncer: El Consumo por los Niños Aumenta los Riesgos de Leucemia, Dicen los Reportes." La primera línea decía así; "Los niños que comen más de 12 hot dogs al mes tienen nueve veces el riesgo normal de desarrollar leucemia infantil."

Suena como si se pensara que los hot dogs causaran leucemia, cuando todo lo que se encontró fue que los hot dogs y la leucemia de alguna manera están relacionados. Tal vez eran los panes, o la mostaza o los condimentos - o algo completamente no relacionado con los hábitos alimenticios de los niños. Agregue a eso el hecho de que el estudio dependía directamente en los datos recolectados por los padres sobre cuantos hot dogs sus hijos habían comido (recolecciones que algunas veces eran de años atrás), y la relación se vuelve entonces más tenue.

Esta bien, tal vez la historia no llegó muy cerca a casa. Después de todo, si usted está leyendo The Nutrition Scoop , de todas maneras es probable que usted no este alimentando a sus hijos con 12 hot dogs al mes. ¿Pero que hay de algo como los suplementos de vitamina E? Varios estudios de gran magnitud que han preguntado a las personas sobre lo que generalmente comen, han encontrado que aquellos que consumen mucha vitamina E, a través de complementos, son menos propensos a morir de enfermedades cardíacas que otros. Y, presumiblemente, basándose en los resultados, las ventas de vitamina E se han elevado.

Pero tan sólo dos meses atrás se publicó un estudio en el que los investigadores administraban vitamina E a más de 4,700 personas con enfermedades cardíacas y eran evaluadas contra un grupo similar al que no se le administraba la vitamina. Después de más de cuatro años, descubrieron que los complementos no reducían la incidencia de ataques cardíacos o apoplejías. Este tipo de estudio tiene mucho más peso que una investigación de Cuanta-Vitamina-E-Usted-Toma, debido a que los sujetos no escogen si deben tomar la sustancia. Los investigadores sí, lo mismo pasa de forma similar con los que hacen ejercicio y los que no lo hacen, los que comen muchas grasas y los que comen pocas grasas, y así por el estilo. Así es, que hay mucho menos espacio para un factor en su estilo de vida "oculto" para alterar los resultados.

El papel de los medios

Sin embargo, para bien o para mal, los esfuerzos para hacer las investigaciones de Qué-Es-Lo-Que-Come con frecuencia tiene más difusión en los medios de comunicación. Alice Lichtenstein, una investigadora de las enfermedades cardíacas en la Universidad de Tufts, piensa que ese tipo de estudios tienen "mucha más cobertura por que son sencillos de entender. Hacen preguntas relevantes en las que las personas cotidianas están interesadas," tales como ¿a qué tipo de personas les da cáncer o padecen de enfermedades cardíacas? "Pero las personas cotidianas," ella dice, "no están siempre pensando en la diferencia entre el factor "causante" de las enfermedades versus simplemente tener una "asociación" con la enfermedad."

Algunas veces los científicos no piensan en eso tampoco. James Fleet, el director del Graduate Program in Nutrition en la University of North Carolina en Greensboro, dice que los científicos pueden dejarse llevar por sus propios resultados e involucrarse más dentro de ellos. Un lector de periódico o una persona que vea la televisión, el comenta, "debe revisar que el investigador que dirige el estudio sea muy precavido con las asociaciones entre los patrones alimenticios y las enfermedades cuando genere una nueva idea, diciendo como esto o aquello puede ayudar si existe más información en el futuro." Si el investigador está demasiado confiado en sus declaraciones, dice Fleet, eso es una bandera roja.

No es que Fleet o cualquier otro investigador crea que la investigación con cuestionarios alimenticios no sea importante, "Es altamente importante," dice Fleet, debido a que ésta "genera nuevas hipótesis para hacer pruebas sobre escenarios más controlados," por ejemplo, la hipótesis de que altas cantidades de vitamina E pueden ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas. "Es sólo que no deben ser representadas como la respuesta," explica.

¿Cómo deberían ser interpretadas?

Deberían, de hecho, ser tomadas "con un considerable escepticismo," por la comunidad en general, dice Allison. Mientras que los resultados de tales investigaciones con frecuencia son interpretadas como "usted debe hacer algo a este respecto ahora," el dice, "eso no es lo que se debe hacer. No produce ninguna orientación sobre lo que hay que hacer en la actualidad, - coma más de esto, menos de eso."

Lichtenstein de la Universidad Tufts está de acuerdo. Lo que las personas deben pensar cuando lean sobre tales investigaciones, ella dice, es "Bueno, caray, eso es interesante. Archivaré eso en el reverso de mi cabeza, esperaré a que se generen más estudios al respecto."

Si de hecho salen más estudios y la información comienza a cristalizarse, dice Allison, "la USDA emitirá una declaración, La American Heart Association emitirá una declaración. "En otras palabras, las organizaciones promotoras de la salud proporcionarán recomendaciones basadas en la totalidad de las evidencias en lugar de en los resultados de éste o aquel estudio en el que las personas de todas formas, podrían no reportar con certeza lo que comen.

Willet de Harvard concuerda que ningún estudio dice siempre la historia completa. Pero el piensa que las investigaciones como los Nurses' Health Study pueden ser de más importancia de la que a veces se les da y que ayudan a generar y a ponerle a prueba más hipótesis. Por ejemplo, él dice, se ha sabido por mucho tiempo que las mujeres en Japón son menos propensas a padecer de cáncer de mama que las mujeres de los Estados Unidos Y se pensaba que tal vez la baja ingesta de grasas de las mujeres japonesas es lo que estaba contribuyendo a reducir sus riesgos. Pero los estilos de vida y los antecedentes genéticos de las mujeres en los dos países son lo suficientemente diferentes para que muchos factores que sean diferentes puedan estar influenciando el riesgo del cáncer de mama. Los Nurses' Health Study, por otro lado, eliminan mucho de la "estática" creada por esas diferencias al observar a decenas de miles de mujeres cuyos estilos de vida y antecedentes genéticos son más similares. Y lo que han encontrado es cuánta - o qué tan poca - grasa consumen las mujeres estadounidenses no parece afectar sus probabilidades de padecer cáncer de mama; no parece ser la alimentación baja en grasas de las mujeres japonesas lo que las está protegiendo de padecer de esta enfermedad.

Cierto, la mejor manera de probar la teoría de la grasa/cáncer de mama, podría ser al colocar a algunas mujeres bajo una alimentación alta en grasas y un grupo similar bajo una alimentación baja en grasas y darles seguimiento durante varios años para ver qué sucede. Investigaciones que tienen este enfoque, de hecho están en proceso en la actualidad. Pero, Willet dice, la prueba llevará 15 años en conjunto, y costará un billón de dolares. En otras palabras, él señala, ese tipo de investigaciones no siempre va a ser factible, así que "probablemente, en muchos casos no existirá información disponible" más que aquella obtenida por investigaciones como las del Nurses' Health Study, que pueden ser dirigidas con costos relativamente bajos.

Aun así, debe ser cuidadoso al interpretar los resultados de las investigaciones con cuestionarios de frecuencia alimentaria, incluyendo las mejores de esas investigaciones, como un llamado a la acción nutricional. Incluso la epidemióloga nutricional Katherine Tucker de Tufts, que dirige estudios al preguntar a las personas sobre lo que comen, lo ve de esa forma. "Un nuevo descubrimiento es noticia," dice ella, "y yo pienso que se debería darse a conocer. Pero no quiere decir que usted lo debe tomar como un consejo nutricional. Mire al cuerpo de evidencia acumulada."



Último revisado Marzo 2000 por ]]>EBSCO Publishing's Medical Review Board]]>

Se provee esta información como complemento a la atención proporcionada por su medico. Dicha información no tiene el propósito o la presunción de substituir el consejo medico profesional. Procure siempre el consejo de su medico o de otro profesional de la salud competente antes de iniciar cualquier tratamiento nuevo o para aclarar cualquier duda que usted pueda tener con relación a un problema de salud.

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