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?Atrapado con los pantalones abajo? La psicologia de la vergüenza

June 10, 2008 - 7:30am
 
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¿Atrapado con los pantalones abajo? La psicología de la vergüenza

Mark Twain una vez dijo: "El hombre es el único animal que se ruboriza, o lo necesita." La vergüenza es una poderosa emoción de la cual ninguna persona en ninguna cultura es inmune. Mientras no hay muertes registradas, mucha gente atrapada en la mirada fija sin parpadear de momentos mortificantes, con frecuencia ha deseado una muerte rápida y misericordiosa.

Justo antes de que un muy propio diplomático de carrera Británico diera una plática, observó que su cierre estaba abierto. Rápidamente se sentó otra vez y tiró del cierre pero atoró su corbata de seda entre los diminutos dientes de acero.

Cuando se levantó de nuevo, se apretó la corbata al rededor del cuello y empezó a jadear y a sibilar. Algunos pensaban que estaba teniendo un ataque cardiaco. Finalmente, su anfitrión cortó la corbata con tijeras, pero todos los ojos en la sala estaban fijos en la escena.

Completamente nervioso, el diplomático corrió de la sala con un pedazo de corbata aleteando en su cierre y un pedazo de la corbata colgando de su cuello. En unas horas, toda la comunidad diplomática escuchó la historia de la-corbata en el cierre. A partir de ese momento, dondequiera que iba a asuntos de negocios, la gente bajaba la vista a su cierre y generalmente reían entre dientes. Con tal imagen dispareja era difícil tomarlo en serio, así que fue regresado a su tierra donde esperó en oscuridad por el recuerdo del resbalón a la oscuridad.

Vergüenza - a cualquiera le pasa

Las fuentes de la vergüenza están en todos lados. Cierres abiertos son una indignidad notoria en todo el mundo. Oradores pierden sus lugares en discursos importantes. Trozos de comida masticada se pegan a las sonrisas. Papel higiénico es arrastrado por zapatos. Dentaduras salen de las bocas, bisoñés de cabezas calvas. Las lenguas constantemente traicionan a sus dueños como el Reverendo de Oxford quien se puso de pie en una ocasión real para ofrecer un brindis a la Reina Victoria pero dijo: "Brindemos por el viejo Decano excéntrico."

En la vida diaria, nosotros los mortales usualmente somos avergonzados, en cualquier momento nos vemos tontos, lerdos o incompetentes en público. Sin importar la fuente, la vergüenza puede dejarlo muerto en sus senderos, de acuerdo con Edward Gross, Ph.D., un profesor emérito de la University of Washington en Seattle quién estuvo estudiando la condición por dos décadas.

Además, la vergüenza puede minar su confianza, arruinar perspectivas de carrera, destruir una relación, un negocio o aun una vida.

Sólo el ]]>temor]]> de ser avergonzado es poderoso. El Dr. Gross se interesó en el tema cuando dio clases en una pequeña universidad dirigida por un presidente totalmente incompetente. Capas de empleados rodearon y aislaron al director e hicieron las funciones que le correspondían. Cuando el Dr. Gross les preguntó por qué no trataban de encontrar una persona capaz, los empleados respondieron que eso seria muy "vergonzoso" para todos los involucrados.

Los cuatro elementos clave que llevan a la vergüenza

Los expertos del comportamiento humano que estudian los momentos mortificantes dicen que las cuatro condiciones deben existir antes de que nos ruboricemos.

Primero, debe haber una falla por la cual usted se sienta responsable. Entonces, la falla ocurre repentinamente, sin tiempo para preparar el ajuste. "Y debe tomar lugar en público," dice Domeena Renshaw, M.D., profesora de psiquiatría en Loyola University in Chicago. "Su cara se pone roja porque el choque instantáneo aumenta la presión sanguínea, la cual ayuda a que llegue más sangre al cerebro para ayudarle a comprender la forma del predicamento en el cual se encuentra." La condición final: Debe evaluar la opinión de otros que atestiguaron su equivocación.

"Tenga cuidado de la persona que no puede ser avergonzada," dice el doctor Gross. "Ese raro individuo puede considerar su posición, inteligencia y estado tan sublime, que no le importa lo que otros piensen."

Pero a pesar del error, su momento más vergonzoso probablemente no sea tan malo como usted piensa.

Algunos resultados sorprendentes de la investigación

Andre Modigliani, un profesor de sociología en la University of Michigan, Ann Arbor, una vez participó en un experimento sobre la vergüenza. Una enorme pirámide de papel higiénico fue apilada de forma que cualquier persona que pasaba la golpeaba y la tiraba. Los investigadores entonces entrevistaron a la gente avergonzada que la había tirado, así como a los otros compradores, que sólo miraban. Los sujetos que tiraron la pila dijeron que los espectadores seguramente pensaban que ellos eran unos tontos incompetentes.

Pero cuando los investigadores preguntaron a los testigos qué pensaban acerca de la gente que tiraba los exhibidores, muchos contestaron que era un simple accidente que le podría suceder a cualquiera. "Una de las claves para escapar de la vergüenza es darse cuenta de que los demás no te ven de una manera negativa cuando cometes un error público," dice Modigliani. "La mortificación principalmente está en su propia mente. Los estudios revelan que muchos de los espectadores son en realidad muy comprensivos cuando otros pasan por un acto vergonzoso."

El doctor Modigliani hizo otro estudio erudito sobre por qué algunas personas se sienten más avergonzadas que otras. El encontró que la gente tímida con altos niveles de empatía - la habilidad de imaginar como otros pueden estarse sintiendo - puede ser más fácilmente avergonzada. Otra dimensión de la personalidad fácil de avergonzar fue una tendencia de una persona a creer que los otros lo ven de alguna forma inadecuada. "Si la empatía o la creencia acerca de la insuficiencia está perdida, la persona no será fácilmente avergonzada," dice Modigliani.

Y, si hay alguna duda de que el 99.9% de la vergüenza está en su propia mente, considere el ejemplo del actor Británico Richard Harris quien cantó el papel del Rey Arturo en Camelot dos veces al día por siete meses. Una noche, Harris olvidó la letra de la canción. Se detuvo a medio camino, detuvo la orquesta y fue a la orilla del escenario donde dijo con su acento británico: "¡Cuatrocientas veintiocho representaciones, y se me olvidaron las letras! ¿Lo pueden creer?"

Debido a que la gente se siente comprensiva hacia otros atrapados en la agonía de la vergüenza, Harris recibió una ovación de pie. Alguien, entonces le ayudó con las letras de la canción, la orquesta empezó de nuevo y él terminó el musical con gran estilo y gracia.

"La investigación muestra que la gente que es avergonzada, y simplemente lo admite y entonces continúa incondicionalmente, son tremendamente bien queridas," dice el doctor Gross. Parece que esto los hace más humanos. "Cuando usted admite la vergüenza, usted muestra que el incidente no es vergonzoso. Mucho menos esto muestra algún defecto en su carácter. "Sólo muestra que el incidente vergonzoso no fue más que un breve lapso," dice.

El resultado: Usted puede recuperar la compostura después de un paso en falso con encogerse de hombros y decir. "Oh bueno, así es la vida," o, "¡Me equivoqué! ¡Estaré siempre avergonzado!"



Último revisado Noviembre 1999 por ]]>EBSCO Publishing's Medical Review Board]]>

Se provee esta información como complemento a la atención proporcionada por su medico. Dicha información no tiene el propósito o la presunción de substituir el consejo medico profesional. Procure siempre el consejo de su medico o de otro profesional de la salud competente antes de iniciar cualquier tratamiento nuevo o para aclarar cualquier duda que usted pueda tener con relación a un problema de salud.

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